Entrega - se necesita tripulación // #capetandelivers Burdeos (Francia) -> Patras (Grecia) Laguna 55 Fecha estimada de salida: 31.03 - 01.04.2025 Duración estimada: de 3 a 4 semanas Puesto remunerado // gastos cubiertos // detalles a petición HOP/HOPA obligatorio // min. RYA Coastal, preferiblemente RYA YMC/ YMO
Ese era el anuncio. Pero cómo me sonaba a mí, después de un largo y frío invierno: un superviaje en barco desde Francia a través de España, Portugal, Italia y llegando a Tzatzichi.
Abril, tan buen tiempo, me llevo los pantalones cortos que seguro que salgo bronceada. Además, necesito un poco de tiempo para mí y es perfecto para hacer un poco de introspección en el mar admirando el amanecer y el atardecer. ¿Qué tal ha ido? Abre una cerveza y ponte cómodo, porque tienes que leer algo.
Entramos en el Golfo de Vizcaya donde cuando no hay grandes sistemas meteorológicos para saber lo que viene y de donde viene, te encuentras con dos filas de olas de 2 direcciones diferentes y el viento no necesariamente donde quieres. Dejamos la costa con la intención de ir directos a Coruña y con nuestra primera parada en Oporto para una revisión de motor de garantía. Soñando con sardinas en Portugal. Termino la primera guardia, aparecen los primeros delfines, pero el Atlántico nos estaba meciendo de forma bastante caótica. Subo al barco a comer y descansar, porque en 6 horas teníamos la guardia de nuevo. Excepto que teniendo la cámara en la proa, las olas que chocaban contra el barco parecían como si alguien nos estuviera tirando pedruscos de forma caótica y sin ritmo, y el movimiento del barco no era el tipo de balanceo que uno quiere cuando se va a dormir. En fin, me pongo los tapones en los oídos y consigo dormirme, me despierto al cabo de una hora más o menos muerto de frío, hacía 8 grados fuera por la noche y lo mismo en el barco, empiezo a ponerme la primera capa, pantalón de entrenamiento, forro polar pero debido a los movimientos, me entra saliva en la boca y empieza la diversión.
Duró así dos días y medio, grandes marejadas, así que me pasé las guardias baldeando y con miedo de entrar en la habitación. Sólo vomitaba agua, después de 2 días conseguí comer algunos palitos. Cuando decidimos dirigirnos a la orilla, creo que la alegría estaba escrita en mi cara.
Llegamos a Gijón el Viernes Santo, así que todos los centros de servicio que podían revisar nuestro motor por nuestra garantía estaban cerrados hasta el martes. Así que hicimos la Pascua al estilo tradicional católico, y el lunes el tiempo y las horas del motor nos permitieron conducir hasta Viveiro, donde teníamos programado un cambio de aceite. Después vino la costa de Portugal y cuanto más bajábamos, más crecía el miedo a las orcas, así que nos mantuvimos tan cerca de la orilla como pudimos, pero tuvimos que tener cuidado con las redes de los pescadores, lo que no es divertido sobre todo por la noche.
Conseguimos cruzar a salvo y acabamos en la costa sur de España, donde intentamos ir hasta la línea de 20 metros de profundidad para poder correr a tierra si aparecían orcas. No aparecieron, pero una noche teníamos una red tendida perpendicular a nosotros protegiendo una zona de orcas. No era divertido salir de ella, pero nadando y rompiendo las boyas de apoyo nos escapamos y no paramos hasta Gibraltar, donde sólo podíamos entrar con la marea. Aún así llegamos de noche, dormimos un par de horas, pusimos gasoil y nos retiramos a La Línea de la Concepción porque el viento soplaba 40 nudos del Mediterráneo y no había forma de llegar más lejos.
Fuimos a una terraza a tomar una cerveza. Era el primer día en camiseta, estábamos sentados al sol, y éramos los únicos sentados al sol, ya que el frío seguía en nuestras venas. Había miradas extrañas de los españoles de las mesas vecinas que intentaban sentarse a la sombra.
Conseguimos salir al cabo de unos 3 días y como ya íbamos con retraso, teníamos la intención de partir hacia Palma de Mallorca pero al cabo de unas 24 horas la dirección del viento nos ayudó a dirigirnos directamente hacia Sicilia. Así empezamos un viaje de 8 días desde España hasta Grecia y no paramos en ningún momento, hicimos innumerables cartas. Nos encontrábamos en el cambio de cartas, intercambiábamos impresiones, atábamos el arnés a las líneas de vida, enganchábamos el PBL al chaleco, a veces nos tapábamos la cabeza con el sombrero, a veces nos poníamos gafas de sol... Whoop lloraba por dormir, yo lloraba por comer, perdí unos 4 kilos en este traslado, me alimentaba pensando en chuletas de cordero de 12 Dioses.
Olvidé decirte que mis compañeros de traslado hablaron en un mes tanto como yo en los dos primeros días, así que tuve tiempo de sobra para la introspección. Por supuesto, en Sivota llegamos por la mañana, nos tomamos una cerveza, un ron y nos fuimos a la cama. A las 9 en punto las señoras de la limpieza subieron al barco y hablaban tan alto que quise matarlas, salí hacia ellas pero tuvieron suerte de que el dueño del barco estuviera con ellas. Maldije y me fui a por café.
En total tardé casi un mes, dormía en el barco a 8 grados, me secaba los calcetines en el radiador, dormía y comía poco y me vi obligado a adaptarme a las 3 horas de guardia, 6 de descanso. Disfruté viendo la carta del atardecer o del amanecer e intentando averiguar qué tenía en la cabeza para hacerlo.
En general, lo disfruté, contento de haber ido pero no repetiría sólo en 3 cajas. Y lo ideal sería tener a alguien en el barco que pueda cocinar al menos una comida caliente al día. Estoy escribiendo esto en pantalones cortos, en la bahía de Abelaki y preparándome para beber un Mamos bien frío y bajar a tierra para comer la que quizá sea la mejor hamburguesa de Grecia. Para más detalles te espero en Grecia, seguro que nos vemos en alguna bahía.
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